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Hace no mucho me encontré conversando con alguien de una generación mas vieja que la mía, y era fascinante escuchar como situaciones de la vida cotidiana de hace 40 años hoy serían algo totalmente impensable para la generación actual. Algunas de las situaciones y rutinas que más me impactaron las enlisto a continuación:
Y no me malinterpreten, con esta entrada no pretendo decir que todos deberíamos simplemente tirar nuestros celulares a la basura y vivir como en el siglo anterior; más bien pretendo crear conciencia de las diferencias con un pasado muy reciente que sin embargo parece muy lejano.
Son pocos los que hoy en día se atreven a estar incomunicados, a no seguir el ritmo que marca la sociedad actual, después de todo podría ser muy contraproducente para tu fuente de empleo; al final de cuenta la vida va cambiando y si nosotros no cambiamos con ella, estaremos en gran desventaja.
Las conexiones pueden ser un espejismo
Seguramente todos tenemos ese “amigo” que hace años no ves, pero siempre te comenta las fotos o te reacciona a los estados, y si bien es genial que puedas estar sabiendo de él después de tanto tiempo, podemos estar cayendo en la falsa creencia que es alguien todavía cercano, después de todo ¿Realmente que tanto sabes de él? Si todo lo que conocemos es a través de sus publicaciones o fotografías solo estamos obteniendo una imagen muy poco certera de su realidad.
Y en sí este no es un problema, si no que al ser seres naturalmente sociales podemos confundir esta falsa sensación de conexión con las relaciones verdaderas.
Es cada vez más común conocer a personas que optan por no intentar seguir con el hábito de relacionarse con los demás, se recluyen en si mismos y no ven la importancia de encontrarse con la gente a la que quieres.
Personalmente considero sagrado el tiempo que paso con mis amigos; es algo que aprecio cada vez más y le doy la importancia que se debe; esto es un patrón común en las personas longevas y exitosas, siempre buscan la manera de seguir conectados a su grupo de amigos. El problema es que si quitas este elemento de tu vida podrías estar cayendo en una espiral de depresión y bajonearía sin siquiera darte cuenta de los motivos. excluyéndote cada vez más.
Presente y aislado
No viví en la época de mis padres por lo que no se realmente como era una conversación convencional en esos tiempos, sin embargo lo que si sé es que hoy en día es muy común estar en una reunión de amigos o familiares y ver que todos están en su celular. Y ni siquiera suelen estar haciendo o viendo algo interesante, en ocasiones simplemente están haciendo scroll, aburridos viendo un meme repetido.
Para quien si hace el intento de convivir, al conocer que los demás están presentes pero aislados termina emparejando la situación, ¿Para que convivir solo si mejor puedo estar dándome un shot barato de dopamina viendo mi celular?
Estas situaciones generan un circulo vicioso donde de manera incremental ves más innecesario el salir de tu casa para reunirte con otras personas.
Para muchas personas que viven solas el efecto de estar enganchado al celular puede incrementarse, es común llenar el vacío de no estar conviviendo con otras personas con la acción de tener un aparato electrónico en sus manos, es por ello tienes que tener mucho cuidado si te encuentras en esta situación y romper el circulo vicioso lo antes posible.
Para leer más acerca de porque deberías darle una oportunidad a vivir solo dale un vistazo a este artículo.
Siempre cansado
¿Has notado que en ocasiones te sientes siempre cansado o estresado? Aún si en realidad no has hecho algún esfuerzo o tus problemas en la vida parecen ser relativamente fáciles de superar.
Esto podría deberse a que tenemos tantas cosas que pensar, tantas cosas que decidir. Al estar bombardeados de tanta información, inconscientemente estamos desarrollando un juicio, una opinión sobre todo lo que leemos. ¿Cuándo fue la última vez que te sentaste simplemente a observar el horizonte? O lograste dar ese paseo sin estar escuchando música o un podcast.
El estar sobre estimulados puede ser la causa de un agobio que ni siquiera sabemos que está ahí pero lentamente va avanzando. Haz el intento, un detox no te caerá mal.
Una falsa conexión
Un fenómeno que ha llamado mucho mi atención durante los últimos años es el de la falsa conexión que muchas personas desarrollan al jugar ciertos videojuegos cooperativos, y déjenme aclarar este punto:
No considero que este tipo de videojuegos puedan ser equiparables con los clásicos juegos de mesa donde por horas y horas puedes estar hablando y discutiendo de temas sin importancia con tus amigos mientras tienes una excusa para la convivencia.
Para muchos adolescentes (y también adultos) puede ser muy adictivo pasar largas horas jugando juegos cooperativos con amigos, ya sea que efectivamente los conozcan en el mundo real o se hayan relacionado a través de internet. Y aunque esto en principio no tiene nada de malo, es muy fácil caer en una adicción que sustituye al resto de relaciones personales.
Tu cerebro empieza asociar a las pláticas con estas personas con subidones de sustancias placenteras que inundan tu cerebro al tal grado que una reunión de amigos convencional deja de tener importancia.
De nuevo, no hay nada de malo con disfrutar este tipo de actividades de vez en cuando, pero el que estas rutinas sustituyan el resto de relaciones personales pueden ser muy perjudiciales y a la larga aislarnos del mundo real.
¿Adicto yo?
Para muchas personas las adicciones están directamente relacionadas con algo tangible, ven ridículo que una rutina pueda ser causa de adicción pero realmente la sociedad actual es adicta a la conexión.
¿Haz intentado vivir un día sin tu celular? Se que para muchos es imposible por su trabajo o estudios pero la realidad es que el uso excesivo del mismo no suele estar justificado para la mayoría de las personas.
Hagamos el ejercicio, la próxima vez que estés en un semáforo voltea a los autos a tu alrededor, seguramente la mayoría de las personas en cuanto han hecho alto pasarán a tomar su celular, es casi de manera instintiva y probablemente tu también lo haces.
Otro ejercicio consiste en poner atención a las personas a tu alrededor en la calle, ¿Cuántas tienen su celular en la mano a la vez que caminan? Esto se intensifica al estar en un ambiente cerrado u oficina donde el riesgo de ser atropellado por un auto no está presente.
Realiza este experimento y conoce que tanto estas enganchado a la conexión: intenta utilizar durante un día tu celular únicamente con las funciones de llamada y limita el uso de mensajes de texto a un par de minutos por la mañana, otro par en mediodía y un último par por la noche. ¿Podrás? Algunos tal vez sí, para otros la ansiedad será tan grande que no aguantarán más que algunas horas.
Y aunque muchos son los estudios que afirman que una desintoxicación de dopamina te hace ver las cosas con una claridad que hoy no tienes, debo admitir que para mi es muy difícil el estar desconectado por más de un par de horas.
Conclusiones
Todos los excesos son malos, y la tecnología ha venido a darnos muchas cosas buenas, sin embargo estoy convencido que hemos abusado de ella.
El hecho de ver a niños pequeños siendo educados principalmente por una Tablet y que no se las puedas quitar de encima debería hacernos reflexionar: ¿Qué diferencia tiene ese niño pequeño conmigo?
Ese tiempo que dedicamos a estar conectados lo podríamos empezar a llenar con otro tipo de actividades incluso igual de insignificantes que estar al tanto de las redes sociales pero que nos pueden implicar un gran cambio en nuestra vida.
Tal vez puedas empezar a leer un libro, mirar esa serie de televisión, mirar más películas, hacer ejercicio, salir de tu casa, llamar a un amigo, ver más a tu familia, darte el gusto de ignorar ese chisme del que todos hablan con el artista de moda.
Igual y quien sabe hasta terminas tomándole el gusto a hacer aquello que dejaste de hacer y no sabes porqué. Es sumamente común escuchar la frase: no tengo tiempo para eso. Mi planteamiento es que es momento de cuestionarla, tal vez si tienes tiempo pero ese tiempo se está yendo en revisar tu feed.